La moxibustión es una de las terapias pilares de la Medicina Tradicional China. Consiste en la aplicación de calor mediante la combustión de hierbas, concretamente de Artemisa vulgaris en forma seca.
El proceso consiste en curar, secas y triturar las hojas de la planta. Entonces, se obtiene una fibra de color amarillo que se tamiza y se obtiene la lana de moxa, que se utilizará en diferentes formatos.
Su principio fundamental es su aceite, aromático y de gusto amargo. La artemisa, además, tiene dos cualidades imprescindibles para su empleo en forma de moxa: arde fácilmente y desprende un calor constante y lento
Una vez encendida, la moxa combustiona sobre la piel y produce un calor penetrante y profundo, capaz de resolver el frío interno. Después de la aplicación, se retira la planta sin causar quemadura térmica en la persona. La intensidad del calor aplicado y la velocidad de combustión son factores a tener en cuenta para que la técnica resulte efectiva y segura.
¿Cómo se aplica la moxa?
La moxibustión se puede emplear de diversas formas, si bien la más habitual es la moxa indirecta. Ésta se aplica mediante puros que se acercan a las zonas concretas o puntos acupunturales.
Si se realiza la aplicación directa sobre la piel, se coloca un cono de la materia sobre el punto de acupuntura a tratar. En ocasiones, este cono se coloca sobre una rodaja de jengibre o sobre un poco de sal, a fin de buscar diferentes efectos terapéuticos.
Otra forma de empleo es mediante la técnica de “aguja caliente”, es decir, con una aguja insertada en un punto de acupuntura a la que se le coloca una pequeña cantidad de moxa. Se consigue así una gran profundidad en la aplicación del calor.
¿Qué efectos obtenemos con la moxibustión?
Los estímulos térmicos ayudan a mejorar la circulación sanguínea y energética en el recorrido de los canales o meridianos. La moxibustión relaja, equilibra, elimina bloqueos, calienta y restablece la energía Yang.
Esta técnica se emplea como eficaz terapia preventiva, ya que estimula y tonifica el sistema inmune. Es muy habitual su uso en desequilibrios crónicos, de vacío de Energía y de Frío.
Con frecuencia se combina con otras técnicas, como la acupuntura, el masaje tuina, las ventosas o la fitoterapia china.